Durante más de diez años, la discusión sobre la Cadena de bloques ha estado restringida por una frase común: "El precio es importante."
Su argumento es muy simple: a menos que los desarrolladores puedan apostar sobre el precio futuro de los tokens, no estarán dispuestos a desarrollar. Aseguran que la especulación es el "motor" de la innovación.
Esto no solo es incorrecto, sino que también está completamente al revés.
La historia deja claro que la tecnología básica no se construye sobre ilusiones especulativas; se forja en el crisol de la utilidad. El precio sigue a la capacidad, no al revés. Edison no vendió "monedas de bombilla" antes de perfeccionar el filamento. Noice no emitió "tokens de chip" para financiar circuitos integrados. Cerf y Kahn tampoco acuñaron "NFT de ARPANET" para impulsar el desarrollo de TCP/IP.
La razón por la que los construyen es que su utilidad es indiscutible, el problema es urgente y la demanda existe de verdad. Solo después de que estos sistemas funcionen a gran escala en el mundo real se podrán realizar sus beneficios financieros.
El campamento de "precio importante" en las criptomonedas ha invertido este modelo. Ellos ven el precio como un incentivo, esperando que la utilidad aparezca después. El resultado es evidente: ciclos de especulación vacíos, adopción efímera y ecosistemas frágiles.
Cada salto en la infraestructura moderna cuenta la misma historia. La red eléctrica no surgió de una apuesta por el "token Watt", sino para proporcionar electricidad confiable y escalable a toda la ciudad y al país, financiada por una inversión seria y a largo plazo en infraestructura física, y no por especuladores minoristas.
Los circuitos integrados rompieron con la «tiranía digital» en los productos electrónicos, impulsados por las claras demandas de la NASA y el Departamento de Defensa. El precio de los chips cayó de 32 dólares a 1.25 dólares, no por especulación, sino porque la tecnología demostró ser indispensable.
¿Internet? Fue creado para resistir ataques nucleares y conectar redes de investigación, no para llenar la billetera de criptomonedas de nadie. Internet fue financiado completamente por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (ARPA), y durante muchos años su uso comercial incluso fue ilegal. Los protocolos de los que dependemos hoy nacieron sin un único activo especulativo.
Las lecciones de cada era son las mismas: primero hay capacidad, luego hay financiación.
En el campo de la cadena de bloques, el valor duradero no proviene de las apuestas en gráficos de volatilidad. Sino que proviene de proporcionar una infraestructura pública legítima y escalable, capaz de manejar decenas de miles de millones de microtransacciones diarias y resolver problemas del mundo real.
Si medimos el éxito por la especulación, construiremos castillos de arena. Si medimos el éxito por la infraestructura, sentaremos las bases.
¿Por qué el modelo de "precio primero" fallará?
En cada revolución tecnológica importante, los primeros y más firmes defensores no son los especuladores que persiguen multiplicaciones rápidas, sino los usuarios que exigen lo máximo y no permiten ningún fallo. En el ámbito de la cadena de bloques, este principio ha sido abandonado por aquellos que defienden la estrategia de "prioridad de tokens", y las fisuras son evidentes.
Desincronización de incentivos
Cuando los fundadores monetizan anticipadamente a través de la venta de tokens, el enfoque se desplaza de resolver problemas complejos y sistémicos a ciclos de especulación. Esto no solo es un defecto cultural, sino también estructural. Los fundadores tienen la obligación legal de servir a los accionistas, no a los tenedores de tokens. ¿Y el resultado? La captura de valor se optimiza a nivel corporativo, mientras que los participantes de la red que crean utilidad real tienen activos volátiles.
Cortoplacismo
El aumento drástico de precios premiará esos comportamientos efímeros, que hoy se disparan, pero mañana perjudicarán su sostenibilidad. Una vez que esos incentivos desaparezcan, la participación y el valor de los protocolos sostenidos por recompensas de tokens inflacionarios colapsarán.
Interferencia del mercado
Cuando el precio del token se convierte en el indicador central, la hoja de ruta del proyecto tiende a fomentar cosas especulativas, en lugar de aumentar el rendimiento, reducir los costos de transacción o cumplir con los requisitos de cumplimiento. El "furor de la Cadena de bloques" de 2017 lo demostró: las empresas emitieron declaraciones vagas, su valoración se disparó junto con el bitcoin y se evaporó en 30 días debido a la falta de avances sustanciales.
Fricción del usuario
Los productos con un alto umbral de token obligarán a los usuarios a convertirse en especuladores antes de ser verdaderos usuarios. No ofrecen servicios dedicados con una integración fluida, sino que sumergen a los usuarios potenciales en las fluctuaciones del mercado de "elevar y vender". Esto atrae a apostadores, en lugar de participantes a largo plazo que son necesarios para mantener el ecosistema. Una vez que los mineros de airdrop y los perseguidores de ganancias se vayan, todo el ecosistema L1 será despojado. El precio puede atraer multitudes, pero no puede establecer una base.
Realidad de los constructores: motivación interna + retorno directo
Pregunta a aquellos que instalan la infraestructura de Internet, diseñan motores de bases de datos o amplían la infraestructura de Cadena de bloques por qué lo hacen, y nunca escucharás "porque puedo comerciar con criptomonedas". Ellos construyen para resolver problemas significativos, ganar el respeto de sus compañeros y llevar los límites de las posibilidades.
El software de código abierto lo demuestra todos los días. Linux, Python, Apache, Kubernetes, estas arterias invisibles de la economía global, que sostienen un valor de billones, no han surgido de la venta de tokens especulativos.
La historia del código abierto durante décadas demuestra claramente que la infraestructura que cambia el mundo no necesita tokens para sobrevivir; necesita establecer una conexión directa entre el valor creado y el valor obtenido.
Los proyectos que pueden perdurar en el tiempo obtienen financiamiento porque resuelven problemas clave, no porque estén en un ciclo de especulación. En este modelo, los retornos provienen de un impacto medible, lo que permite a los creadores enfocarse en el rendimiento, la confiabilidad y la aplicación, que son principios que la Cadena de bloques debe seguir para lograr un desarrollo sostenible.
Camino hacia un futuro legal y escalable
Si la cadena de bloques quiere salir de su juventud especulativa, debe seguir los mismos principios rigurosos que construyeron Internet, la red eléctrica y la computación moderna. Estos sistemas no aparecieron por casualidad, sino que fueron construidos de manera reflexiva y sistemática para resolver problemas a gran escala.
Comienza con un problema real y medible, un problema con beneficiarios claros y resultados definidos. No se trata de una promesa vaga de "potencial futuro", sino de un desafío urgente y específico que se puede resolver hoy.
El éxito debe medirse por indicadores de utilidad: ahorro de costos, reducción del fraude, eficiencia operativa, y no por indicadores vanidosos como el "valor total de activos bloqueados", que pueden inflarse de la noche a la mañana debido al capital circulante, y también pueden desaparecer igual de rápido. Los indicadores importantes son aquellos que soportan los ciclos del mercado y demuestran un valor sostenido.
El camino hacia adelante no es desconocido. Lo hemos visto en cada infraestructura transformadora del último siglo. La cuestión no es si es viable, sino si la Cadena de bloques tiene la disciplina y el enfoque para lograrlo.
Conclusión
La especulación de precios es efímera. La utilidad sigue creciendo. Si la cadena de bloques quiere convertirse en una capa permanente e indispensable en la economía global, debemos dejar de ver el precio de los tokens como nuestra estrella polar.
La especulación encontrará su salida, y el mercado nace para ello. Como constructores, inversores y formuladores de políticas, nuestra responsabilidad es garantizar que haya un respaldo real, legítimo y escalable detrás de la especulación.
La historia no nos juzgará por los picos de un mercado alcista, sino por la infraestructura que dejamos después de que se asienten las cenizas: aquella que soporta los ciclos del mercado, que sirve a miles de millones de personas y que proporciona confianza verificable a escala global.
Este es el futuro que vale la pena construir. Este también es el único futuro duradero.
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· 08-21 01:19
En un momento en que el entorno regulatorio en Estados Unidos se está volviendo más favorable hacia los activos digitales, el miembro de la Reserva Federal, Christopher Waller, se dirigió a la industria bancaria y a los formuladores de políticas en el seminario sobre Cadena de bloques de Wyoming de 2025, afirmando que "DeFi no es nada de qué preocuparse". Enfatizó que las Finanzas descentralizadas son simplemente una nueva tecnología para transacciones y registros, y pidió a los bancos y a los reguladores que trabajen juntos para integrar los pagos en criptomonedas y las monedas estables en el sistema financiero tradicional. Waller: DeFi no es diferente de los pagos cotidianos. Waller comparó la compra de monedas meme con monedas estables y la compra de manzanas en el supermercado con una tarjeta de débito, señalando que ambos son esencialmente lo mismo: 1. Ambos completan el pago con moneda digital 2. Ambos generan un registro de transacción (recibo o libro mayor descentralizado) 3. Ambos son extensiones tecnológicas de la lógica de pago existente. Él cree que los contratos inteligentes, la tokenización y el libro mayor descentralizado son solo nuevas herramientas de pago y no constituyen una amenaza. La actitud regulatoria de la Reserva Federal se ha vuelto favorable hacia la innovación.
Rompiendo el enigma de precios: ¿de dónde proviene el valor duradero de la cadena de bloques?
Durante más de diez años, la discusión sobre la Cadena de bloques ha estado restringida por una frase común: "El precio es importante."
Su argumento es muy simple: a menos que los desarrolladores puedan apostar sobre el precio futuro de los tokens, no estarán dispuestos a desarrollar. Aseguran que la especulación es el "motor" de la innovación.
Esto no solo es incorrecto, sino que también está completamente al revés.
La historia deja claro que la tecnología básica no se construye sobre ilusiones especulativas; se forja en el crisol de la utilidad. El precio sigue a la capacidad, no al revés. Edison no vendió "monedas de bombilla" antes de perfeccionar el filamento. Noice no emitió "tokens de chip" para financiar circuitos integrados. Cerf y Kahn tampoco acuñaron "NFT de ARPANET" para impulsar el desarrollo de TCP/IP.
La razón por la que los construyen es que su utilidad es indiscutible, el problema es urgente y la demanda existe de verdad. Solo después de que estos sistemas funcionen a gran escala en el mundo real se podrán realizar sus beneficios financieros.
El campamento de "precio importante" en las criptomonedas ha invertido este modelo. Ellos ven el precio como un incentivo, esperando que la utilidad aparezca después. El resultado es evidente: ciclos de especulación vacíos, adopción efímera y ecosistemas frágiles.
Cada salto en la infraestructura moderna cuenta la misma historia. La red eléctrica no surgió de una apuesta por el "token Watt", sino para proporcionar electricidad confiable y escalable a toda la ciudad y al país, financiada por una inversión seria y a largo plazo en infraestructura física, y no por especuladores minoristas.
Los circuitos integrados rompieron con la «tiranía digital» en los productos electrónicos, impulsados por las claras demandas de la NASA y el Departamento de Defensa. El precio de los chips cayó de 32 dólares a 1.25 dólares, no por especulación, sino porque la tecnología demostró ser indispensable.
¿Internet? Fue creado para resistir ataques nucleares y conectar redes de investigación, no para llenar la billetera de criptomonedas de nadie. Internet fue financiado completamente por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (ARPA), y durante muchos años su uso comercial incluso fue ilegal. Los protocolos de los que dependemos hoy nacieron sin un único activo especulativo.
Las lecciones de cada era son las mismas: primero hay capacidad, luego hay financiación.
En el campo de la cadena de bloques, el valor duradero no proviene de las apuestas en gráficos de volatilidad. Sino que proviene de proporcionar una infraestructura pública legítima y escalable, capaz de manejar decenas de miles de millones de microtransacciones diarias y resolver problemas del mundo real.
Si medimos el éxito por la especulación, construiremos castillos de arena. Si medimos el éxito por la infraestructura, sentaremos las bases.
¿Por qué el modelo de "precio primero" fallará?
En cada revolución tecnológica importante, los primeros y más firmes defensores no son los especuladores que persiguen multiplicaciones rápidas, sino los usuarios que exigen lo máximo y no permiten ningún fallo. En el ámbito de la cadena de bloques, este principio ha sido abandonado por aquellos que defienden la estrategia de "prioridad de tokens", y las fisuras son evidentes.
Desincronización de incentivos
Cuando los fundadores monetizan anticipadamente a través de la venta de tokens, el enfoque se desplaza de resolver problemas complejos y sistémicos a ciclos de especulación. Esto no solo es un defecto cultural, sino también estructural. Los fundadores tienen la obligación legal de servir a los accionistas, no a los tenedores de tokens. ¿Y el resultado? La captura de valor se optimiza a nivel corporativo, mientras que los participantes de la red que crean utilidad real tienen activos volátiles.
Cortoplacismo
El aumento drástico de precios premiará esos comportamientos efímeros, que hoy se disparan, pero mañana perjudicarán su sostenibilidad. Una vez que esos incentivos desaparezcan, la participación y el valor de los protocolos sostenidos por recompensas de tokens inflacionarios colapsarán.
Interferencia del mercado
Cuando el precio del token se convierte en el indicador central, la hoja de ruta del proyecto tiende a fomentar cosas especulativas, en lugar de aumentar el rendimiento, reducir los costos de transacción o cumplir con los requisitos de cumplimiento. El "furor de la Cadena de bloques" de 2017 lo demostró: las empresas emitieron declaraciones vagas, su valoración se disparó junto con el bitcoin y se evaporó en 30 días debido a la falta de avances sustanciales.
Fricción del usuario
Los productos con un alto umbral de token obligarán a los usuarios a convertirse en especuladores antes de ser verdaderos usuarios. No ofrecen servicios dedicados con una integración fluida, sino que sumergen a los usuarios potenciales en las fluctuaciones del mercado de "elevar y vender". Esto atrae a apostadores, en lugar de participantes a largo plazo que son necesarios para mantener el ecosistema. Una vez que los mineros de airdrop y los perseguidores de ganancias se vayan, todo el ecosistema L1 será despojado. El precio puede atraer multitudes, pero no puede establecer una base.
Realidad de los constructores: motivación interna + retorno directo
Pregunta a aquellos que instalan la infraestructura de Internet, diseñan motores de bases de datos o amplían la infraestructura de Cadena de bloques por qué lo hacen, y nunca escucharás "porque puedo comerciar con criptomonedas". Ellos construyen para resolver problemas significativos, ganar el respeto de sus compañeros y llevar los límites de las posibilidades.
El software de código abierto lo demuestra todos los días. Linux, Python, Apache, Kubernetes, estas arterias invisibles de la economía global, que sostienen un valor de billones, no han surgido de la venta de tokens especulativos.
La historia del código abierto durante décadas demuestra claramente que la infraestructura que cambia el mundo no necesita tokens para sobrevivir; necesita establecer una conexión directa entre el valor creado y el valor obtenido.
Los proyectos que pueden perdurar en el tiempo obtienen financiamiento porque resuelven problemas clave, no porque estén en un ciclo de especulación. En este modelo, los retornos provienen de un impacto medible, lo que permite a los creadores enfocarse en el rendimiento, la confiabilidad y la aplicación, que son principios que la Cadena de bloques debe seguir para lograr un desarrollo sostenible.
Camino hacia un futuro legal y escalable
Si la cadena de bloques quiere salir de su juventud especulativa, debe seguir los mismos principios rigurosos que construyeron Internet, la red eléctrica y la computación moderna. Estos sistemas no aparecieron por casualidad, sino que fueron construidos de manera reflexiva y sistemática para resolver problemas a gran escala.
Comienza con un problema real y medible, un problema con beneficiarios claros y resultados definidos. No se trata de una promesa vaga de "potencial futuro", sino de un desafío urgente y específico que se puede resolver hoy.
El éxito debe medirse por indicadores de utilidad: ahorro de costos, reducción del fraude, eficiencia operativa, y no por indicadores vanidosos como el "valor total de activos bloqueados", que pueden inflarse de la noche a la mañana debido al capital circulante, y también pueden desaparecer igual de rápido. Los indicadores importantes son aquellos que soportan los ciclos del mercado y demuestran un valor sostenido.
El camino hacia adelante no es desconocido. Lo hemos visto en cada infraestructura transformadora del último siglo. La cuestión no es si es viable, sino si la Cadena de bloques tiene la disciplina y el enfoque para lograrlo.
Conclusión
La especulación de precios es efímera. La utilidad sigue creciendo. Si la cadena de bloques quiere convertirse en una capa permanente e indispensable en la economía global, debemos dejar de ver el precio de los tokens como nuestra estrella polar.
La especulación encontrará su salida, y el mercado nace para ello. Como constructores, inversores y formuladores de políticas, nuestra responsabilidad es garantizar que haya un respaldo real, legítimo y escalable detrás de la especulación.
La historia no nos juzgará por los picos de un mercado alcista, sino por la infraestructura que dejamos después de que se asienten las cenizas: aquella que soporta los ciclos del mercado, que sirve a miles de millones de personas y que proporciona confianza verificable a escala global.
Este es el futuro que vale la pena construir. Este también es el único futuro duradero.